Algunas personalidades famosas y celebridades han admitido en medios de comunicación haber tenido esta sensación pese a sus trayectorias profesionales de evidente éxito. Es el caso, por ejemplo, de Michelle Obama, Kate Winslet o Emma Watson.
El síndrome del impostor es un fenómeno por el cual las personas que lo padecen tienen dificultades para interiorizar los propios éxitos, asumiendo que todo lo que consiguen es resultado de la suerte o de otros factores externos y nunca debido a factores personales como la propia valía, inteligencia, competencia o esfuerzo. Esta sensación es independiente de los éxitos alcanzados a lo largo de la vida como ya hemos visto. A su vez, existe un miedo a ser descubiertos como no merecedores de los propios logros, lo que condiciona mucho sus vidas.
Principales características
- El síndrome del impostor no posee entidad clínica como tal, es decir, no está recogido como trastorno o patología psiquiátrica o psicológica por ninguno de los manuales diagnósticos más utilizados. No obstante, se trata de un fenómeno psicológico muy conocido, bastante frecuente y que genera mucho malestar emocional. En este sentido se ha visto relacionado con síntomas de ansiedad, depresión, baja autoconfianza, autoestima y frustración.- Las personas que lo padecen realizan una atribución externa de los éxitos e interna de los fracasos.
- El miedo a ser descubiertos como impostores les lleva muchas veces a intentar reducir las posibilidades de fracaso invirtiendo mucho esfuerzo y energía en las tareas que realizan como una forma de asegurarse el éxito o, por otro lado, poniéndose en la peor situación posible en cuanto al resultado esperado. Esto último ha sido denominado "pesimismo defensivo"
- Existe una falta de disfrute de los propios logros o éxitos alcanzados.
- Es independiente de los logros académicos, personales y profesionales obtenidos y de los elogios recibidos. Es decir, a pesar de tener indicadores externos de competencia, éxito y habilidad los logros son atribuidos a la suerte, a coincidencias o el haber generado una falsa impresión en los demás.
- Muy relacionado con una elevada autoexigencia y perfeccionismo. Suelen tener la sensación de que nunca están a la altura del trabajo o de las tareas que realizan.
- Consideran que los demás sobreestiman sus habilidades y no tienen en cuenta o le restan importancia a las valoraciones positivas que reciben.
- Existe cierta contradicción, confusión o falta de claridad en el concepto que tienen de sí mismos, el cual abarcaría elementos positivos que tienen que ver con los éxitos alcanzados en el pasado y negativos como los relacionados con el miedo al fracaso y las bajas expectativas de éxito.
¿Cómo se puede trabajar?
1. Trabajar para conocernos a nosotros mismo, tanto nuestros éxitos como nuestras limitaciones reales. A fin de cuentas, ganar objetividad a la hora de valorarse a uno mismo.
2. Empezar a relacionar los éxitos que obtenemos con factores internos (¿Por qué hago esto bien? ¿De qué manera estoy interviniendo?)
3. Observa, tomar consciencia de los pensamientos y ponerlos en perspectiva. Nuestro flujo de pensamientos diarios, en muchas ocasiones está relacionado con creencias más arraigadas y disfuncionales y dista mucho de suponer una visión objetiva de la realidad.
5. Por último, si el problema te interfiere en diferentes aspectos de tu vida, no dudes en buscar ayuda profesional. Ninguno de los tips anteriores pretende sustituir al tratamiento con un profesional.
Para terminar, como curiosidad, existe el llamado efecto Dunning-Kruger, en el que, al contrario que en el síndrome del impostor la persona incompetente encuentra imposible creer en su propia incompetencia.
Mario.
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