En otras entradas de este blog hemos definido el concepto y comentado las ideas centrales de lo que es el Minfulness, sin embargo, en esta ocasión, abordaremos el tema de forma exclusiva, haciendo énfasis en las ideas erróneas que existen al respecto.
¿Qué es Mindfulness?
El término Mindfulness se refiere a una actitud, a un estilo de vida consciente a través de la focalización de la atención en el presente, a nuestra experiencia sensorial, sin juzgarla, en lugar de ser distraídos por pensamientos negativos. El Mindfulness es heredero de técnicas de meditación milenarias de origen budista, sin embargo, en las últimas décadas ha sido cada vez más utilizado en países más occidentales, siendo introducido por Kabat-Zinn en el 1979 (Kabat-Zinn, 1982).
La práctica del Mindfulness puede dividirse en una práctica formal, que consiste en la realización de una serie de técnicas como el “escaneo corporal” o la “técnica de contar respiraciones”, entre otras que igualmente persiguen centrar la atención en un determinado objeto o elemento. Por otro lado la práctica informal se refiere a la generalización a las actividades de la vida cotidiana de todo lo aprendido en la práctica formal, de esta manera se persigue una atención consciente, sin juicio hacia la realidad que se experimenta, siendo actividades tan sencillas como comer o caminar buenas oportunidades para su práctica (Wong et al., 2017).
¿Qué no es Mindfulness?
NO es una técnica.
Conviene aclarar que Mindfulness y meditación no son sinónimos. El Mindfulness sería el estado a alcanzar ya comentando. La meditación, por su parte, es un método o técnica, entre otros, para alcanzar esa atención sin juicio a la que hace referencia el Mindfulness (Wong et al., 2017).
De esta manera, lo importante aquí no es intentar llevar a cabo una técnica de manera perfecta, siguiendo una estructura y método cerrado. De hecho, las prácticas estructuradas suelen utilizarse al principio, cuando nos iniciamos en el ejercicio de atención plena, sin ser un fin en sí mismo, sino más bien un medio para asimilar los principios del Mindfulness, de manera que se vaya desarrollando e integrando el hábito en nuestra vida cotidiana.
Conviene aclarar que Mindfulness y meditación no son sinónimos. El Mindfulness sería el estado a alcanzar ya comentando. La meditación, por su parte, es un método o técnica, entre otros, para alcanzar esa atención sin juicio a la que hace referencia el Mindfulness (Wong et al., 2017).
De esta manera, lo importante aquí no es intentar llevar a cabo una técnica de manera perfecta, siguiendo una estructura y método cerrado. De hecho, las prácticas estructuradas suelen utilizarse al principio, cuando nos iniciamos en el ejercicio de atención plena, sin ser un fin en sí mismo, sino más bien un medio para asimilar los principios del Mindfulness, de manera que se vaya desarrollando e integrando el hábito en nuestra vida cotidiana.
NO es relajación.
Muchas veces se confunde la relajación como fin último de la atención plena. Sin embargo, se trata más bien de un efecto indirecto de su práctica.
NO es distraerte o evitar responsabilizarte de tus problemas.
NO es distraerte o evitar responsabilizarte de tus problemas.
En ocasiones, se entiende el desapego hacia nuestros propios eventos mentales, propio del Mindfulness, como una forma de escapismo o de evitación de nuestros problemas. Esto puede ser debido a lo muy identificados que solemos estar con nuestros pensamientos y la credibilidad que les otorgamos, llegando a considerarlos, en muchas ocasiones, un fiel reflejo de la realidad que vivimos. Por tanto, si creemos que realmente representan nuestros problemas, la consecuencia lógica de la práctica del Mindfulness se traduce en que a través de la misma estamos evadiéndonos de nuestra realidad, evitando afrontar nuestros problemas y por tanto darles solución.
Sin embargo, centrar la atención en el momento presente, no tiene nada que ver con dejar a un lado nuestros problemas en un acto irresponsable, sino más bien dejar de atender aquello que no es el problema y que añade sufrimiento adicional a nuestra experiencia fenomenológica. Me refiero aquí a la rumiación acerca del pasado y el futuro, de la cual hablaré más en profundidad en próximas entradas. El llevar nuestra atención de manera consciente hacia el momento presente, genera un espacio psicológico que permite o facilita el surgimiento de recursos alternativos o estrategias de afrontamiento más adaptativas y conscientes hacia nuestros problemas.
Sin embargo, centrar la atención en el momento presente, no tiene nada que ver con dejar a un lado nuestros problemas en un acto irresponsable, sino más bien dejar de atender aquello que no es el problema y que añade sufrimiento adicional a nuestra experiencia fenomenológica. Me refiero aquí a la rumiación acerca del pasado y el futuro, de la cual hablaré más en profundidad en próximas entradas. El llevar nuestra atención de manera consciente hacia el momento presente, genera un espacio psicológico que permite o facilita el surgimiento de recursos alternativos o estrategias de afrontamiento más adaptativas y conscientes hacia nuestros problemas.
NO es dejar la mente en blanco.
Muchas veces se piensa que el objetivo de la meditación es el de dejar la mente completamente en blanco. Esta idea está bastante extendida entre las personas que se inician en la atención plena y suele ser fuente de frustración y abandono de la práctica.
La idea no es alcanzar un estado en el que no pensemos en nada, ya que esto es bastante complicado, por no decir imposible, debido a la naturaleza principalmente reactiva de nuestro cerebro y nuestra mente. Se trata más bien desapegarse de nuestros pensamientos, cambiando la relación con nuestros eventos mentales (pensamientos y emociones), dejando de "ser" nuestra mente y adoptando una posición de observador imparcial de esta.
La idea no es alcanzar un estado en el que no pensemos en nada, ya que esto es bastante complicado, por no decir imposible, debido a la naturaleza principalmente reactiva de nuestro cerebro y nuestra mente. Se trata más bien desapegarse de nuestros pensamientos, cambiando la relación con nuestros eventos mentales (pensamientos y emociones), dejando de "ser" nuestra mente y adoptando una posición de observador imparcial de esta.
Si bien es cierto, que a medida que avanzamos en la práctica, la mente tiende estar más en calma, los pensamientos y emociones intrusivos, sin llegar a desaparecer, reducen su frecuencia e intensidad, teniendo, a la larga, momentos en los que no pensamos en nada en concreto, momentos en los que estamos más cerca de esa aceptación de la experiencia presente que constituye la base del Mindfulness.
NO es cambiar mis pensamientos.
Los ejercicios de atención plena no consisten en "hacer algo" con nuestros pensamientos. Con esto quiero decir que no se trata ni de suprimir pensamientos desagradables, ni de sustituir estos pensamientos desagradables por otros más positivos, ni, como hemos visto en el punto anterior, tampoco se trata de intentar eliminar todos los pensamientos, tratando de dejar la mente en blanco.
Muchas veces, cuando intentamos no pensar en algo en concreto, o suprimir determinado tipo de pensamientos suele producirse un "efecto boomerang", que nos devuelve esos pensamientos de una forma más intensa, frecuente e intrusiva.
La idea es que adoptemos, como ya hemos comentado, una perspectiva de observador imparcial, que no juzguemos nuestros eventos mentales, que no nos identifiquemos con estos. Simplemente se trata de que atendamos a todos los elementos que van apareciendo en nuestra conciencia, sin ánimo de nada. Aceptando nuestra experiencia interna (y externa).
Mario.
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